En un laboratorio de Seúl, un equipo de científicos surcoreanos inyecta células cultivadas de carne vacuna a granos individuales de arroz con la esperanza de revolucionar la forma en que el mundo se alimenta.
El líder del equipo, Hong Jin-Kee, escogió el arroz para su investigación debido a que es la principal fuente de proteína para la población asiática.
Ningún animal sufrió con este experimento.