Por: @luchydiazg
El excelente clima de este sábado nos motivó a salir a divertirnos a un lugar fresco rodeado de la naturaleza, acogiendo el Parque Zoológico Nacional (ZOODOM), para ir a pasear y desestresarnos.
Grandes y chicos anhelábamos llenar tantas expectativas, esperando obtener millares de experiencias al explorar la atracción silvestre que posee uno de los lugares más emblemáticos escogido por familias y amigos del Gran Santo Domingo a la hora de excursionar para relajarse y entretenerse de manera sana.
Llegas al lugar, te certificas para entrar e inicias el recorrido a bordo del peculiar tren, acompañado de un guía que te ilustra acerca de las características de los animales en exhibición y la vegetación que inunda cada espacio.
Es en ese trayecto, que te ilusionas a adentrarte, palpar de cerca y disfrutar con mayor visibilidad la diversidad de especies endémicas y nativas que le hacen compañía a la flora y que cada año atraen a tantos visitantes.
El momento de desilusión y tristeza llega, cuando al acercarte a algunas de las jaulas o sabanas para presenciar la belleza de otro de los referentes naturales del jardín, su fauna, te das cuenta de que la apariencia de muchos de los animales no es digna de exhibirse, porque su aparente condición de salud es deplorable, otros, la vejez les impide hasta caminar y moverse, algunos con su piel laceradas, tal como se muestra en una de las imágenes que acompañan este texto.
Ciertos compañeros ya han muerto y su pareja se encuentra solos, y por si fuera poco, a diferencia de años anteriores, la diversidad de especies en demostración es mínima.
A raíz de esto, me he detenido a analizar en la importancia de preservar la fascinación del recurso animal de este paisaje, el ambiente eficaz que nos brinda la naturaleza desde esta arteria biológica; a sabiendas de que la misma forma parte de la lista de lugares a visitar más recurrido por sus gentes, poseedor de un ambiente acogedor propio de este tipo de ecosistema, sin desperdicio en sus ocho kilómetros cuadrado, causante de atraer familiares y amigos de diferentes edades.
Es por eso, que me surge la pregunta de: ¿porqué Medio Ambiente no toma la iniciativa de invertir para sustituir y traer especies en mejores y lúcida condiciones?
El año pasado, la dirección del ZOODOM informó acerca de la posibilidad de comprar cinco hienas, pero por las restricciones protocolares de la pandemia se había retrasado su llegada. Al parecer aún se ha imposibilitado el proceso porque no las vimos.
La intención de este artículo es colaborar con el mantenimiento y crecimiento de nuestro zoológico, como dominicana, me siento comprometida e interesada en el crecimiento de estos puntos de atracción para que siga brindando entretenimiento, conocimientos culturales a cada huésped que busca un lugar fresco, sano, enriquecedor y económico sin salir de la ciudad.